Este artículo por Avinash Rajagopal, fue publicado originalmente en Metrópolis Magazine, como “Cinco atractivas Obras de Arquitectura de Ficción”. Rajagopal argumenta a favor del frecuente rechazo del género de ‘arquitectura de ficción’, dando cinco ejemplos recientes de lo mejor que el campo tiene para ofrecer.
Hasta donde sabemos, el escritor Bruce Sterling acuñó el término "Arquitectura ficticia", en 2006. Se refería, por supuesto, a proyectos especulativos en los cuales arquitectos utilizan ideas sobre el entorno construido como medio de expresión personal, en forma similar a como los narradores utilizan las palabras. Es una tradición arquitectónica de larga data. Sterling menciona la polémica obra de los años 60’s del grupo británico Archigram; el canon incluye dibujos de Lebbeus Woods, de las dos décadas siguientes, y fantasías digitales de Greg Lynn (uno de los que acompañaban un cuento de Sterling, en la edición de ficción de Metrópolis, el 2003).
En los últimos años, hemos presenciado un importante aumento en el género. La razón más común dada para explicar la profusión de las obras ficticias es que la recesión hace que sea difícil para los arquitectos jóvenes encontrar un trabajo "real", pero probablemente hay otros factores en juego. Las preocupaciones éticas han vuelto al espíritu de la época para una generación contradictoria que esta igualmente interesada en el movimiento Occupy Wall Street, iPhones y tiendas hipsters que venden café de origen único. Sus utopías y distopías son fácilmente imaginadas con 3DS Max y Photoshop, y difundidas mucho más rápido en internet. Todo esto ha significado, para algunos, una narrativa bastante enriquecedora.
Los comentaristas en los blogs todavía hablan sobre la "inutilidad" de la arquitectura ficticia. Responderles sería como montar una defensa de una narración breve - ciertamente uno podría, pero sería un ejercicio de autodestructivo. La misma naturaleza de la ficción es estar menos preocupados con la utilidad que con la posibilidad. Dentro de ese espíritu, he aquí cinco recientes proyectos que encontré atractivos, tanto en sus imágenes como en las historias que tratan de contar.
La Luz Líquida de Diego García, por Viktor Westerdahl, The Bartlett, Londres
En una isla en medio del Océano Índico, que alguna vez fue despejada de indígenas para hacer espacio a una base militar de EE.UU., las abejas han abandonado la miel para comenzar a recoger la "Luz Líquida", una fuente de energía renovable inigualable en la historia de la humanidad. ¿Qué clase de comunidad crecería para gestionar esta nueva industria, establecida en un paraíso tropical con problemas, en lugar de un desierto en el Medio Oriente? Los delicados trazos de Westerdahl representan, entre otras cosas, un Centro para Derechos Naturales, y el vientre de un pueblo flotante (arriba), todos besados por la gracia dorada de una fuente de energía sin emisiones de carbono.
Chupan Chupai por Factory Fifteen, para la exposición Future Perfect
El título de esta obra se traduce en "Hide-and-seek" [Las escondidas], en este caso, el juego, interpretado por niños en una versión digital aumentada de una ciudad del norte de India. Una supercomputadora gigante (muestra del futuro de India como "superpotencia tecnológica y económica") que controla el medio ambiente, permitiendo a los niños manipular su entorno en tiempo real, creando escaleras de antiguas murallas, por ejemplo.
El avance es un panorama fascinante, pero el uso de una localidad oriental para sugerir algún tipo de mashup exótico entre el pasado y el futuro es un tropo que debería haber sido desechado hace mucho tiempo. Las culturas asiáticas no están disponibles para ser apropiadas mediante sólo un conocimiento superficial, sobre todo por autores que no pueden ni escribir bien la ortografía Hindi en sus marcos de apertura.
Estructura Muy Grande por Manuel Domínguez, Zuloark.
Domínguez propone una ciudad-máquina, sobre ruedas. En realidad, está sobre un conjunto de orugas que pueden volcarse y aplastar todo a su paso, como si una ciudad que es una enorme máquina no fuese lo suficientemente amenazador. Pero este es un concepto urbano benigno - la Estructura Muy Grande se traslada periódicamente, a fin de no agotar los recursos de su entorno. De hecho, es algo así como un terraformer, dejando zonas ecológicamente rejuvenecidas al partir. Archigram tuvo una idea similar en 1964 con Walking City, pero sus estructuras nómadas no poseían las mismas preocupaciones ambientales. Tampoco parecían plataformas petroleras gigantes montadas en tanques.
Robot de Demolición para Concreto por Omer Haciomeroglu, Umeå Institute of Design
La propuesta de Haciomeroglu, es una solución seria para un problema urgente - la inmensa cantidad de energía requerida, la logística necesaria, y la contaminación causada cuando un edificio es demolido, como los edificios lo son, todo el tiempo. ERO utiliza una combinación de tecnologías para evaluar un edificio, descomponer sus materiales y hacer una forma que pueda ser reciclada para una nueva construcción. Todas éstas tecnologías existen y el ERO podría pronto ser construido, por lo que no será ficción por mucho tiempo. Pero la idea de robots anti-arquitectura que se comen las construcciones, debiese ser material maduro para futuras historias.
Paisajes Futuros: Instrumentos, Dispositivos e Invenciones Arquitectónicas, editado por Geoff Manaugh.
En su sitio BLDGBLOG, Geoff Manaugh ha sido un perseverante coleccionista y comentarista de la arquitectura fictica, así que si buscan entender mejor el estado del género, este es probablemente el mejor lugar para empezar. En conjunto con su exposición en el Museo de Arte de Nevada el año pasado, Manaugh´s Tome (El Tomo de Manaugh) es un catálogo de excelencia en el medio, junto con ensayos, comentarios y proyectos encargados especialmente.
Traducido por: Michelle Hites
