La obra del ingeniero Eladio Dieste en la Iglesia San Pedro, en Durazno, Uruguay, incluyó toda una nueva cubierta, debido al incendio que destruyó todas las cerchas originales de madera en 1967, hundiéndose la nave central y dañándose las laterales. Dieste decidió no reconstruir lo que se había dañado, por lo que propuso un nuevo diseño de cubierta de ladrillo armado, logrando dejar un espacio único de 32x23 metros, libre de elementos verticales, el cual se inauguró el año 1971.
Según Dieste, destacado por sus innovadoras estructuras, en la arquitectura moderna latinoamericana, la situación original era “una iglesia de planta basilical, con naves laterales techadas con bóvedas de ladrillo. Apoyadas en columnas metálicas revestidas de mampostería, y una nave central cubierta con una falsa bóveda de metal desplegado y yeso, colgada de cerchas de madera que sostenían un techo de chapa acanalada de zinc, (...) la fachada, vagamente románica, con pináculos a lo Montmartr”
La nueva propuesta generó un gran espacio inundado de la luz que ingresa por las aperturas generadas en la cubierta, un único y gran espacio claramente caracterizado por la nave central y las dos laterales, las cuales se relacionan con la principal de 15 metros de altura, generando un interesante dinamismo.
La nave principal remata en un alto e iluminado prebisterio, de 21 metros de altura, en donde Dieste generó una entrada de luz cenital, que al reflejarse sobre los ladrillos dejados a la vista, se crea un interesante juego lumínico, ya que al mirarla no se encuentra el punto exacto de donde proviene.
Hacia el lado opuesto al prebisterio, Dieste incluyó un gran rosetón de la misma estructura, siendo éste la última imagen que se llevan los visitantes, además de una entrada más de luz natural, haciendo más liviano el muro que lo sostiene. Este rosetón se conforma por diferentes diafragmas, de tan sólo 5 cm de espesor, que generan hexágonos irregulares. Estos pliegues se apoyan sobre radios metálicos soldados a un marco de acero que se inserta en el último hexágono.
La cubierta está estructurada por finas láminas de ladrillo que se van plegando, dependiendo del carácter especial de cada espacio interior, que al unirse, se generan las distintas entradas de luces de la iglesia. El primer pliegue se genera sobre la nave central, a través de una delgada lámina de 8 cm de espesor y 32 metros de luz, apoyada sobre pequeños pilares metálicos sobre el segundo pliegue, lo cual deja una ventana corrida.
El segundo pliegue lo componen los muros laterales de la nave central, actuando como grandes vigas precomprimidas, y apoyadas sobre el muro del atrio y en el pórtico que rodea el prebisterio. Los últimos pliegues son la cubierta y los muros de las naves laterales, que actúan como losas inclinadas de ladrillo, apoyadas sobre vigas de hormigón. Todas estas láminas no superan los 12 centímetros de espesor.
De esta manera la gran cubierta pareciera flotar sobre el espacio, entregándole el carácter celestial a la Iglesia. Gracias a la ventana/grieta, el plano espacio de caja de la estructura original se ve corrompido, que separa los distintos planos y generan miradas hacia el infinito, a través de elementos que se difuminan con la luz entrante.
Así este nuevo espacio interior diseñado por Eladio Dieste, recibe luz natural durante todas las horas del día, generando siempre distintas perspectivas de los elementos y texturas del espacio interior, que demuestran la eterna preocupación de este gran ingeniero sobre la relación entre "la forma, el espacio que esta forma configura y las funciones que en ese espacio se realizan".
- Área: 736 m²
- Año: 1967
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Fotografías:Cortesía de TallerUNO61