- Área: 4 m²
- Año: Septiembre 2011
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Fotografías:Thibault Marcilly
Este refugio se encuentra en medio de un campo vacío, lejos de la ciudad, el ruido y la gente. Está concebido como un espacio para la meditación. Una puerta de madera, una ventana que mira hacia el horizonte y la iluminación cenital, son los tres elementos que dan refugio a la escala humana. En el interior, el techo está cubierto con una ventana de plexiglás, permitiendo que las personas se sientan bajo el lucernario, incluso cuando está lloviendo. La ventana está ligeramente levantada, permitiendo que el agua de la lluvia caiga a lo largo del muro oeste y que el humo salga de la cubierta cuando se prende fuego en su interior.
La idea central del proyecto era generar una arquitectura sencilla a partir de una técnica antigua. La forma está diseñada de acuerdo a la escala humana, el contexto y el método de construcción, casi a mano y con herramientas simples. Los materiales son locales; madera, arcilla, paja y agua fueron tomados desde el terreno. La construcción duró ocho días. Dos personas cada día y hasta siete personas durante el fin de semana trabajaron en el refugio.
Construir un proyecto es una experiencia esencial como estudiante de arquitectura. Esto significa llevar ideas y bocetos a la realidad. La idea original nació cuando el autor estudiaba las arquitecturas vernáculas de Malí, en África y Sudamérica, hace algunos años. De ellas tomó la sencillez y la eficacia. Luego, visitó a un proyecto estudiantil de pequeños pabellones construidos a la escala humana en Holanda. El proyecto tuvo el tiempo necesario para evolucionar y finalmente, en septiembre del 2011, la construcción se llevó a cabo en el pueblo natal de su familia, en Aube, Francia.