El Mercado Central de Concepción, ocupando una de las manzanas más importantes de la ciudad, fue diseñado en 1940 por el arquitecto húngaro Tibor Weiner y Ricardo Müller. Este edificio irrumpió como una de las obras más audaces de la arquitectura moderna de la época, no sólo por la gran sencillez y sobriedad de sus líneas, sino también porque cubre una luz de 50 metros por medio de una estructura de marcos de hormigón armado, levantándose por sobre el promedio de altura de la ciudad.
Con una estética entregada por los hangares usados por la aviación, como signo de modernidad y desarrollo, este recinto se convirtió en una arquitectura pública única en el país.
Se encargó el diseño a los arquitectos luego del gran terremoto de 1939, que destruyó casi completamente Chillán y afectó fuertemente a la capital de la región del Bío Bío. Esta proeza estructural, que marcó una tendencia a nivel nacional e internacional, genera un espacio de 3600 m2, a través de una enorme nave central flanqueada por dos cuerpos laterales, ocupando la totalidad de la manzana. Su losa nervada de hormigón actuando como una cubierta curva, originalmente sostenía una techumbre de cobre.
Esta obra expresó, para Concepción, las nuevas posibilidades estructurales y constructivas que ofrecía "la nueva arquitectura", constituyéndose en modelo de una infinidad de otros Mercados, Galpones y Bodegas que se repiten en toda la región, que también producen bóvedas mediante el sistema de "lamelas", que se logra mediante una trama de cortas y livianas piezas que se entrecruzan.
El edificio, que contiene un gran espacio interior en su cúpula central y un gran volumen lateral, es un mercado de frutas y verduras, que además alberga puestos de restaurantes, ventas de ropa y animales domésticos. En su interior, acoge una espacialidad digna de mercados emblemáticos de ciudades comerciales y hoy turísticas, y que acogen la identidad de su pueblo a través de la diversidad de comida, especies, flores y artesanías.
El edificio ha sido puesto en fuertes controversias judiciales y ha tenido varias veces riesgo de remate y embargos, hasta que, lamentablemente, hace unos días sufrió un incendio en sus dependencias, justo antes de que se llevara a cabo una consulta acerca de su posible mantención y valoración como patrimonio arquitectónico de la ciudad.