El siguiente artículo apareció en la revista Fulcrum #67 "The End of Critique" que incluye textos de Oliver "Olly" Wainwright (Crítico de Arquitectura de The Guardian) y míos, David Basulto (Fundador y Editor en Jefe de ArchDaily y Plataforma Arquitectura). Gracias a Jack Self por la invitación y la edición.
Hacia Una Nueva Arquitectura
Desde principios del 1900, la arquitectura moderna ha tenido un desarrollo incremental, donde cada nueva iteración es informada por los descubrimientos y soluciones diseñadas por otros arquitectos. Este proceso empezó a un ritmo lento, cuando un joven Le Corbusier fue a oriente y publicó sus descubrimientos y observaciones en Vers une Architecture (Hacia Una Arquitectura).
Esta publicación fue muy influyente entre sus contemporáneos, quienes, basados en sus observaciones, produjeron sus propias iteraciones, segundas, terceras y cuartas oleadas, muy rápido. Estos arquitectos empezaron a reunirse. Los CIAM fueron una instancia donde este conocimiento inicial fue compartido, replicado, y publicado, haciendo que el avance de la arquitectura fuera más rápido.
Desde entonces, el conocimiento de arquitectura siguió una curva constante de crecimiento, que nuevamente se acelero cuando las publicaciones de arquitectura empiezan a hacer disponible este conocimiento en distintas partes del mundo. Y entonces llega Internet, haciendo que la tasa de intercambio de información aumente de manera drástica, y por lo tanto las iteraciones, acelerando la curva de manera nunca antes vistas.
Pero cuando este fenómeno se potenció gracias a Internet, también adoptó algunas particularidades de la Web 2.0. La Web 2.0 ha permitido que los usuarios de Internet puedan interactuar y colaborar entre ellos, cambiando la manera en que los contenidos se producen. Esto tomó la forma de blogs, comentarios y actualizaciones en las redes sociales. Esta nueva manera de usar la web permitió la aparición de voces individuales, entregó a los arquitectos un canal para expresar el crítico que llevan dentro.
Esta nueva crítica pudo llegar a nuevas audiencias (gracias a los buscadores como Google), y ya no quedaba solo relegada a nuestro campo, con un lenguaje que evolucionó naturalmente en algo más digerible por el público general.
No tomen esto como una simplificación del discurso arquitectónico, sino como una manera de adaptar y hacer disponibles las herramientas de la crítica a la audiencia general, permitiéndole relacionarse de manera más cercana a la discusión de arquitectura.
Ahora, esto se vuelve un momento particular de la curva del avance de la arquitectura.
La crítica no es algo estático, sino que es también una fuente importante de feedback para los arquitectos sobre su trabajo, y pasa a formar parte de las iteraciones e incrementos en la evolución de la arquitectura. En un principio, este feedback estaba restringido a un número pequeño de críticos (en relación a la cantidad de edificios y arquitectos existentes), y se podría decir que solo los arquitectos de un perfil reconocido, cuyo trabajo tiene un carácter más público, tenían la oportunidad de recibir este necesario feedback. Pero con la proliferación de la crítica en la Web, más críticos están criticando (y por lo tanto, dando feedback) a más y más arquitectos, llevando la crítica de arquitectura al long tail de la arquitectura, y nuevamente, haciéndola avanzar más rápido.
Gracias a esta nueva disponibilidad de las herramientas de la crítica para las audiencias generales, estas eventualmente entran en la dinámica del feedback, al tener los arquitectos la posibilidad de recibir las opiniones (y crítica en forma de críticas) de la gente fuera de nuestra profesión, pero quienes tienen un importante rol al ser los usuarios de nuestros edificios, trayendo a la mesa una perspectiva que había estado históricamente fuera de esta dinámica.
Este aplanamiento del panorama de la crítica gracias a Internet, no significa su fin, y abre una tremenda oportunidad para reformular su rol y ser parte fundamental del avance de la arquitectura, donde todos los involucrados (arquitectos, críticos, y el público) están en la misma sintonía.