Descripción enviada por el equipo del proyecto. La casa Rabanúa se proyecta como una segunda vivienda para un familia formada por tres generaciones, en la cual los propietarios proyectan a mediano plazo hacer de ésta un espacio en donde se combinen largos períodos de descanso con sus respectivas actividades profesionales.
El emplazamiento está caracterizado por la omnipresencia de un paisaje sobrecogedor, que se enmarca en la ondulación del relieve costero de la antesala al desierto extremo y la imponencia del océano pacífico. Por esto, una de las principales preocupaciones fue generar distintas instancias de relación con el entorno, captando vistas sugerentes de la imponente panorámica. Buscándose proyectar una arquitectura que asumiera la complejidad de acoger las interacciones cotidianas entre los habitantes y la búsqueda de un espacio comunión con el paisaje.
Existe una búsqueda por lograr la definición de lo individual generando grados de intimidad, espacios íntimos que gradualmente se proporcionan y ordenan en función del cuerpo arquitectónico como soporte para el espacio común de los habitantes.
De este modo la casa se compone de dos naves de hormigón visto en dirección Oriente-Poniente, que soportan programáticamente, los espacios comunes, el servicio y las dependencias de los propietarios (la nave Norte); y las dependencias de los invitados (la nave sur). El nexo entre estos cuerpos es una galería transparente que acoge el acceso y comunica los espacios interiores de la casa.
Entre ambos, aparece un tercer cuerpo no construido, que es el que alberga el espacio exterior donde se desarrolla la terraza. Para proteger del viento y darle habitabilidad a ésta, se propone un ángulo entre la nave norte y la nave sur del edificio. En cuanto al manejo de las vistas se busca encuadrar fragmentos del paisaje, de modo de ir diferenciándolo y creando relaciones únicas con cada lugar. Se busca además lograr una simbiosis con el entorno a través del uso del color aplicado al material; la metáfora busca recrear el juego de tonalidades que presentan las formaciones rocosas del lugar con el devenir de las mareas; de un gris pétreo claro y seco, a uno oscuro y humedecido.