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Arquitectos: Óscar Pedrós arquitecto
- Año: 2009
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Fotografías:Héctor Santos-Diez
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El lar, ese conjunto formado por una base y una campana de piedra destinado a hacer fuego en las cocinas tradicionales gallegas fue adquiriendo la categoría de hogar “fogar” por extensión de todas las funciones que, dada su necesidad, fue condensando dentro del programa de vivienda. Incluso me atrevería a afirmar que el momento en el que nos identificamos como habitantes de una vivienda es cuando dejamos de llamarla casa y pasamos a sentirla como “hogar”. Hay algo en el aroma del leño de roble crepitando como en el olor del café recién hecho que nos lleva a serenarnos al cruzar el umbral de ese espacio.
El fuego, elemento donde los haya, ha condicionado tanto la vivienda a lo largo de la historia que se podría decir que existe un antes y un después en el modo de habitar y relacionarse la unidad familiar con la aparición de la calefacción distribuida por tubos. Tanto es así que los dormitorios y el estar (que, en realidad era el banco que rodeaba el propio lar) dejaron de ser espacios que orbitaban alrededor del fuego y el establo (calor) a ser meras células dentro del organismo de la vivienda, orientándose más hacia el triunfo del individualismo que al momento de relación, a veces incómodo, entre hijos adolescentes y padres obsesionados con algún “hobby”.
A pesar de ser un elemento todavía recurrido en la vivienda unifamiliar actual, cuando los dos únicos caprichos de un cliente son la lectura y el fuego, éstos han de volverse tan determinantes en el encargo como años ha lo fue la calefacción centralizada y, por tanto, cualquier mirada atrás hacia nuestras costumbres de antaño puede ser reveladora de una propuesta arquitectónica. Aprovechemos, como arquitectos, este tipo de argumentos antes de que seamos objeto de un encargo para una biblioteca y tengamos que pensar en más espacios para consolas, videojuegos, wii, wifi y mp4 que en una sencilla butaca al lado de un patio con árbol.