La instalación temporal Excentriques de Daniel Buren, un artista francés bien reconocido a nivel mundial, ha convertido el espacio monumental del interior del Grand Palais en Paris, en un juego de luces de diferentes colores. ¿El método? es uno sencillo pero con mucho impacto: vidrios de color que convierten la luz natural en sombras de colores sobre el piso o bien, sobre el cuerpo de aquel visitante explorando por debajo de estas entidades circulares.
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Cada año el Ministerio francés de Cultura y Comunicación invita a un artista contemporáneo líder en el desarrollo de una instalación que investiga el espacio arquitectónico del Grand Palais de París. Este año, el pasillo bajo la amplia cúpula de vidrio del Grand Palais se rellena con un bosque de círculos de colores.
En su investigación de 13,500 metros cuadrados de superficie, Buren ha captado lo elemental de una iluminación aditiva- es decir, los colores de luz son producidos al mezclar la luz blanca de la luz del día con la mica transparentes de colores de los techos circulares. Es una proyección de luz sin el proyector- sin el uso de la electricidad.
Para crear una obra in situ en una escala monumental dentro un espacio público, Daniel Buren hizo una elección obvia para esta quinta edición de Monumenta. Buren ya se ha ocupado algunos de los espacios públicos más complejos del mundo, dentro de ellos, el Guggenheim en Nueva York.