Arquitectos: Sara Antunes Mário Ferreira Arquitectos Ubicación: Pinhal Conde da Cunha, Seixal, Portugal Fecha Proyecto: 2011 Área Proyecto: 312 m2 Área Terreno: 750 m2 Colaboración: Arq. Ana Xavier Fotografías: Daniel Malhão
Esta casa, para un músico, se encuentra en un área residencial de baja densidad, cerca de un extendido bosque de pinos, al sur de Lisboa. El terreno tiene una inusual situación topográfica, donde la construcción de la calle del frente tuvo que cortar el paisaje para forma un pequeño “acantilado” de 3/4 metros de alto. La casa fue pensada como una sustitución de este acantilado, manteniendo la situación original mirando a la calle, sobre un largo muro sostenido. Se excavó un patio en el acceso.
El volumen de la casa sigue l pendiende de la calle y su interior se adapta a la topografía con diferentes niveles y variaciones de las alturas de cielo. La casa está parcialmente enterrada en su planta baja y abierta hacia el jardín, en la pendiente que mira hacia el norte. La fachada de la calle se intensifica con tres planos, descomponiendo el único volumen, creando ritmo y abriéndose hacia el sur.
La planta baja está dividida en dos niveles. En el primero, encontramos la entrada principal, el garaje, la bodega y un gimnasio, y en la inferior, las áreas sociales principales, con un espacio de doble altura en el estar. El nivel superior también tiene un nivel dividido: primero tu accedes a una habitación de estudio, que está vinculado a una terraza en el techo, inesperado para el usuario, y finalmente tu escalas al área aislada de dormitorios.
Se hizo un esfuerzo para proveer una conexión directa desde los espacios interiores principales hacia el jardín. Esto se logró mediante la construcción de plataformas en diferentes niveles. Una de estas plataformas incluye una pequeña piscina y una terraza de madera. El tema dominante de este proyecto fue el construir con ladrillos. Construir con ladrillos se trata de un juego; un juego con una pieza elemental, de la cual sus dimensiones se adaptan naturalmente a los límites de la mano. Un juego con reglas simples y auto-evidentes, que permiten variaciones sin límites.
Mediante la introducción de este juego de adición como un “sistema operacional” del proyecto, es más bien un sistema modular en vez de una precisión dimensional para lo que se solicitaba. La precisión modular, de la que Mies hablaba, recordando a su padre fijando la dimensión de la casa a través de la colocación de ladrillos enteros, de lado a lado, en las fundaciones. Porque, como cualquier niño que juega con Legos sabe, tu no puedes quebrar las piezas, tú unes una pieza a la otra.
Además del uso de ladrillos extensivamente en el exterior como un elemento de la envolvente, nosotros también trajimos esta lógica modular al interior de la casa. Toda la planta baja fue recubierta con ladrillos puestos de lado a lado, como por pasos, y el revestimiento vertical de los muros en la cocina y la terraza de la cubierta.
Construir con ladrillo puede resultar en una arquitectura, cuyo carácter se puede oponer al rigor obsesivo que su proceso de diseño implica. A través del intento de revelar las cualidades naturales de los materiales escogidos: arcilla, madera de pino, pizarra y estuco, juntos con una organización abierta de los espacios, intentamos crear una atmósfera de confort relajado, que fue solicitado por ambos; nosotros mismos y el cliente.
