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Fotografías:Ramiro Chaves
Descripción enviada por el equipo del proyecto. El Arquitecto Franco-Mexicano, Emmanuel Picault (Chic by Accident), junto con el Arquitecto Francés, Ludwig Godefroy acaban de terminar un Bar en la ciudad de México, llamado Jules.
Trabajar en un proyecto no visible pero no en un lugar invisible, escondido en un pasaje subterráneo, una bodega, una antecámara, o incluso en una cueva. Esta ambigüedad fue el punto de partida del proyecto, ¿Cómo damos cuenta de un Cocktail Bar, una especie de Speakeasy moderno, sin la necesidad de ser clandestino?
La configuración intrínseca de este lugar, ubicado en el sótano de una cantina mexicana, nos llevó a pensar en la manera en la que se podría convertir esta condición a priori de esclavos del espacio en algo soberano.
¿Cuál era la forma de revertir esta restricción y convertirla en una ventaja?
Este espacio depreciado, receptáculo de todas las instalaciones técnicas de la construcción ,que reciben las tuberías de agua sucia, la bomba del edificio, la cisterna, el sistema de refrigeración, así como todas las vigas y columnas estructurales del edificio, eran las mayores limitaciones que necesitábamos convertir en elementos útiles.
Dado que estas restricciones son la definición de la estética del proyecto, que se encuentra pasando por una cámara fría, recreada, como acceso al lugar, una especie de entrada sorprendente.
La escalera existente, era el elemento más importante del proyecto por ser la única manera de acceso y se tomó como referente para desarrollar el diseño. Este elemento se utiliza como la base para dar forma a todos los detalles. Por lo tanto, todos los volúmenes son la consecuencia de un diálogo entre las estructuras, las tuberías, todos los elementos técnicos, jugando un juego de mimetismo con la escalera, jugar a buscar y encontrar con las limitaciones propias del lugar.
El proyecto, hecho de cuero clavado en blanco o negro, hojas de plata, y la madera que invade el sótano para desplegar, implementar y dar la vuelta en las paredes, el piso y el techo. El techo que está cubierto de miles de pirámides que recuerdan el tronco de una Ceiba, árbol sagrado de los mayas de conectar el mundo y el inframundo, suspendiendo una bóveda celeste por encima de esos cráneos que la admiran.