Arquitecto: BNKR Arquitectura Ubicación: Taichung, Taiwan. Socios:Esteban Suárez (Socio Fundador) y Sebastián Suárez Líderes del proyecto: Emelio Barjau Equipo del proyecto: Adrian Aguilar, Emelio Barjau, Bernardo Bieri, Francisco Cruz, Laura Fontaine, Mitl Gaxiola, Marcel Ibarrola, Diego Jasso, Alan Matiella , Angel Rivero, Jaime Sol. Dimensiones: 22,000 m2 Estatus: Concurso 2011
Se comienza el desarrollo de la propuesta con una pregunta simple pero relevante: ¿Cómo concebir un hito urbano para Taichung? En la investigación se vio una amplia gama de referencias conceptuales de forma que e pudiera encontrar una expresión artística que fuera coherente con la cultura y sociedad Taiwanesas. Para el equipo, la meta principal de este hito multifuncional es mimetizarse con la ciudad, no en términos estéticos si no como idea de apropiación y pertenencia.
El programa original del proyecto estaba dividido en dos elementos principales, la Torre de Taiwán y el Museo de la Ciudad de Taichung. Ambos programas comparten las mismas ideas: aumentar la cultura urbana de los ciudadanos de Taichung y crear un nuevo centro para el intercambio de ideas sobre tecnologías sustentables, planeación espacial urbana y cultura en general.
La estrategia para alcanzar estas metas es reforzar la naturaleza cultural del proyecto, mediante la incorporación de algunos elementos de programa que concentraran un mayor número de personas e incrementaran los visitantes, no solo porque es el nuevo icono de Taichung, si no porque es donde todo sucede. El programa multifuncional, pero de carácter cultural dentro de la torre, re-creara un sistema urbano por medio de una serie de cajas individuales sobrepuestas con un organización vertical deconstruida.
Como punto de inicio en el diseño de la torre, se llevó a cabo una serie de experimentos formales usando el TANGRAM, un típico juego de mesa chino que nos permitió definir la geometría que se convirtió en el sustento de la propuesta. El resultado de los estudios es un volumen con secciones triangulares similar a las formaciones naturales de diferentes minerales como el cuarzo y la amatista. Esto recordó a las grandes formaciones de cristales de las Cuevas de Naica en el norte de México.
En un intento de fusionar estas dos revelaciones culturales, el TANGRAM y las Cuevas de Naica, se tomó la estrategia de materializar las cualidades minerales de la geometría de la torre y dejar que la propuesta fuera influenciada por esta abstracción. La Torre de Taiwán como un cuarzo gigante en medio de la ciudad.
Siguiendo esta lógica, se quiso llevar este intercambio cultural un paso mas allá al acentuar la cualidad material de los minerales. La composición del programa interior de la torre asemeja estas formaciones naturales, la piel estructural exterior protege y da soporte al espacio interior. La organización interna del programa fue deconstruida con la intención de generar una serie de cajas alargadas sobrepuestas una encima de otra para recordar el interior de las Cuevas de Naica.