Este tema proviene de la sección foros de la XVI Bienal de Arquitectura de Chile.
Artículo por Felipe Encinas P. (( Arquitecto PUC, MSc Renewable Energy and Architecture, University of Nottingham. Profesor de la Escuela de Arquitectura de la Pontificia Universidad Católica de Chile y Director del Proyecto de Desarrollo de la Herramienta de Certificación del Comportamiento Térmico de Edificios de Chile, software CCTE 2.0. ))
(la imagen es sólo referencial, no tiene relación con los contenidos del artículo, proviene de cttmadera.cl y es una obra de los arquitectos Teodoro Fernández y Sebastián Hernández)
No hay dudas, la eficiencia energética en la edificación (y en particular en la vivienda) ya forma parte del debate público y privado nacional. En su irrupción mediática hay una parte de moda, otra de necesidad real, un poco de publicidad (de la real y la engañosa del “green washing” corporativo), otro poco de oportunismo televisivo, conocimiento e ignorancia (dependiendo de donde venga la recomendación) y finalmente, una gran parte de verdadera conciencia y preocupación al respecto. En este complejo escenario, cabe hacerse la pregunta, ¿cómo estamos realmente?
Vamos a los hechos. Poseemos una Reglamentación Térmica (que llamaremos en adelante “R.T.”), que en sus dos partes debe ser cumplida por todos los proyectos de vivienda a partir del 4 enero del año 2007 (( Correspondiente al artículo 4.1.10 de la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones )) . Se podría discutir mucho acerca de cómo se está dando su cumplimiento al día de hoy. Para los fines de este artículo podríamos suponer que si (asunto comprobable al menos en los loteos de casas unifamiliares o edificios de departamentos en grandes ciudades de Chile, en proyectos individuales o en localidades alejadas habría que entregarles el beneficio de la duda).
Tabla 1.- Valores máximos de transmitancia térmica admisibles [W/m2K] según reglamentaciones térmicas locales en distintos países. Fuente: Bustamante, Waldo; Encinas, Felipe; Pascha, Khaled Saleh: Is it suitable a tool for the Energy Certification in Chile? An analytical point of view in the context of worldwide building regulations. Proceedings of the SET 2007. Editor: Renato D’Alencon. Santiago, Chile. 5 al 7 septiembre 2007
La Tabla 1 presenta los valores de transmitancia térmica máxima admisible o valores U [W/m2K] para soluciones de techumbre y muros en Chile y algunos países europeos,de acuerdo a sus reglamentaciones locales (( Las referencias europeas están basados en normas EN ISO, emanadas a su vez de la Directiva 2002/91/EC )) . Cabe señalar que en estos últimos casos, los valores son sólo referenciales puesto que en la mayoría no se contempla un cumplimiento normativo de tipo prescriptivo (como es el caso chileno), sino más bien por un método prestacional donde se evalúa el comportamiento térmico desde una perspectiva holística (generalmente por medio de software). Aquí se puede apreciar claramente como mientras la primera parte de la R.T. (referida a techumbres) nos situaba dentro de los rangos de valores europeos, la segunda parte, en lo referido a muros, nos deja en una posición muy desmejorada. Evidentemente aquí se optó por conservar para la Z3 (a la cual corresponde Santiago) la posibilidad de utilizar en muros, soluciones constructivas que no requirieran aislante térmico. Ahora bien, ¿Qué tanto puede incidir en el comportamiento térmico de una vivienda tipo en Chile, las variaciones en el valor U de muros? ¿El buen desempeño energético es solamente un problema de cantidad de aislante térmico? Para ayudar a dilucidar el problema, la Tabla siguiente nos muestra los resultados de una serie de simulaciones (44 para ser exactos) para la tipología 3 del Instituto de la Construcción (( Tipologías definidas para la elaboración de la 2° Etapa de la Reglamentación Térmica Chilena. De acuerdo al Instituto de la Construcción, sólo las primera 5 tipologías concentran el 67,7% de las viviendas construidas entre el año 1994 y 1998, de acuerdo a las estadísticas del INE. Fuente: Propuesta de 2° Etapa de Reglamentación sobre Acondicionamiento Térmico en Viviendas (Resumen), Instituto de la Construcción, 2003.)) correspondiente a una vivienda unifamiliar de un piso de 38,5 m2 de superficie. Estas fueron realizadas con el software CCTE 2.0, herramienta oficial de certificación del MINVU, con el objetivo de evaluar el impacto del aumento progresivo de aislante térmico (por cada 30 mm, aunque puedan no coincidir con espesores comerciales) en la demanda de calefacción para distintas ciudades de Chile.
Tabla 2.- Demandas de calefacción obtenidas por medio del software CCTE 2.0 en distintas ciudades y para distintos espesores de aislante térmico. Se consideró doble vidriado para todos los casos y aislación en techo según R.T. Fuente: Elaboración Propia
La Tabla 2 y su gráfico adjunto nos demuestran claramente el impacto positivo en la demanda de calefacción al incorporar las primeras capas de aislante térmico. Es así como podemos ver en Santiago una reducción de un 40% si comparamos el resultado de la situación inicial (una albañilería sin aislación) con la alternativa que incorpora 80 mm. Es por tanto, una reducción muy relevante (ya en los primeros 30 mm de A.T. disminuye en un 24%). Sin embargo, desde los 80 mm en adelante el efecto empieza a ser cada vez menos notorio, incluso podríamos apostar que difícilmente bajaremos de los 65 kWh/m2 año de demanda de calefacción en Santiago si continuásemos sumando aislante térmico (sólo un dato, con 400 mm de P.E. recién estaríamos en los 65,6 kWh/m2). Con paquetes constructivos de muros tan aislados (y con un clima bastante moderado), ¿como es posible que estamos todavía tan lejos de los estándares “low energy” de países desarrollados? (por ejemplo, de los 15 kWh/m2 año como límite máximo del “PassivHaus” europeo). Queda entonces claro que el valor U no puede ser el único factor determinante para obtener un comportamiento térmico con un estándar de excelencia. Es lo que sucede cuando no se considera la vivienda como un sistema completo, donde se conjuguen las ganancias internas y solares, la envolvente y sus propiedades higrotérmicas, la estrategia de ventilación (y el principio de “build tight, ventilate right”), los sistemas de acondicionamiento térmico (pasivos y activos) y por último (pero no menos importante) los hábitos de los usuarios. Es desde esta visión holística donde realmente obtendremos eficiencia energética de verdad.
¿Que nos queda entonces? ¿Cómo podríamos mejorar normativamente? Evidentemente se podría pensar en mejorar los valores U exigidos, como también en orientar los pasos futuros de la R.T. hacia una perspectiva más holística de la edificación. En ambos casos, probablemente se dirá que resultaría inapropiado en lo inmediato, puesto que sería aumentar las exigencias en un mercado que ya ha tenido que adaptarse. De acuerdo, suena razonable. Pero lo que si podemos exigirle al mercado, es que se tome el tema en serio. Que, por ejemplo, no se promuevan departamentos eficientes energéticamente por el simple hecho de cumplir el estándar mínimo de la R.T. (en países desarrollados, el “low energy” se alcanza con una reducción de al menos un 50% con respecto a lo exigido como obligatorio) o que el hecho de tener sensores de movimiento para activar la iluminación en pasillos o colectores solares para calentar la piscina no convierte a los edificios en ecológicos. Y a los arquitectos, nos queda el desafío de plantearnos con decisión y claridad frente al tema allí donde la R.T. no alcanza. En esa línea, tenemos que pensar las edificaciones desde un punto de vista holístico, donde los indicadores de desempeño energético no estén referidos exclusivamente al valor U, sino también en función de las demandas de calefacción y refrigeración (u horas de sobrecalentamiento) o mejor aún, en función de los consumos energéticos (cosa de incluir los sistemas y equipos dentro del proceso). O quizás habría que pensar lo que va a suceder en 10 años más cuando se tenga que reacondicionar térmicamente las viviendas que hoy en día se están construyendo al alero de la R.T., por aislación insuficiente o problemas higrotérmicos (por no contemplar barrera de vapor, como en muchas soluciones constructivas que se están aplicando ahora). Pero esa ya es otra historia.
Los invitamos a participar de los foros de la XVI Bienal de Arquitectura, donde puede ser comentado este artículo.