Después de gastar sumas de cinco cifras en su educación, se podría esperar que los estudiantes de arquitectura por lo menos continuarían en la profesión de arquitecto. Sin embargo, como fue investigado en un nuevo artículo de BBC Business, muchos estudiantes de arquitectura "están utilizando sus nuevas habilidades de animación y diseño digital para abrirse paso en el mundo del cine".
Con la creciente demanda tanto de arquitectura y otros tipos de animaciones, el número de carreras cinematográficas construidas a partir de bases de arquitectura parece estar en expansión. Arquitectos convertidos en cineastas ahora trabajan en una amplia variedad de proyectos, desde efectos especiales en los vídeos de Beyoncé a películas ganadoras del Oscar, o películas de visualización de futuros proyectos de arquitectura.
Factory Fifteen
Cómo los arquitectos están animando la industria del cine
La ciudad tridimensional: Cómo impactarán los drones el paisaje urbano del futuro
Si bien muchos todavía asocian a los drones con los acechantes aviones no tripulados utilizados por la industria militar, mientras más avanza la tecnología, más accesibles, pequeños y baratos terminan siendo estos dispositivos para el público general. Hoy en día, los consumidores pueden comprar su propio dron por incluso menos de 600USD, y además, esta tecnología ha demostrado ser útil para diversos propósitos, incluyendo su potencial uso en el campo de la arquitectura, desde el análisis del terreno hasta el mismo proceso constructivo.
Aún así, esta tecnología podría tener consecuencias mucho más amplias, y no solamente en el espacio aéreo sobre nuestras calles, sino también en el cómo diseñamos para hacernos cargo del creciente tráfico de drones civiles y comerciales. De la misma manera en que otras tecnologías como los autos y los dispositivos de vigilancia le han dado forma a nuestra infraestructura urbana, también lo hará una red emergente de infraestructura para tecnología no tripulada.
Nuevas oportunidades surgen para el uso de esta tecnología en áreas urbanas, puesto que los drones se han vuelto cada vez más precisos y ligeros. Y si estos aparatos pueden ser programados para aprender de maniobras repetidas a través del uso de cámaras y sensores, no es poco realista decir que pronto podrían aprender a navegar de manera independiente a través de ciudades verticales cada vez más complejas. Pero si los drones efectivamente llegan a convertirse en elementos de nuestro ambiente urbano, ¿qué impacto tendrán en los espacios exteriores? ¿Podrían llegar a ser tan omnipresentes en los cielos de las ciudades como los autos en nuestras calles?