Campo Baeza afirmaba que “La luz es el material más hermoso, el más rico y el más lujoso utilizado por los arquitectos. El único problema es que se nos da gratuitamente, que está al alcance de todos y no se valora suficientemente” [1]. Numerosos arquitectos y arquitectas coinciden hoy en la importancia de las cuestiones lumínicas a la hora de crear espacios arquitectónicos, reflexionando sobre su calidad, cantidad, matiz y direccionalidad. A pesar de esto, a la hora de determinar las características de sus cerramientos, muchos optan por operar con materiales que aseguren grados de privacidad altos, ya sea mediante la incorporación de elementos opacos o envolventes que tamicen las visuales y diluyan el contacto con los exteriores públicos.
En determinados casos donde las características solares lo permitan, el desarrollo tecnológico actual permite la incorporación de sistemas de cerramiento traslúcidos que aseguren el ingreso de una gran cantidad de luz natural controlada durante el día pero sin que ello implique una pérdida de privacidad. Se trata de los sistemas de paneles autoportantes de vidrio tratado, que ofrecen la posibilidad de generar superficies completamente vidriadas, continuas, homogéneas, sin obstrucciones y translúcidas, que a la vez tamicen las visuales hacia el interior de los espacios. A continuación, presentamos 6 obras localizadas en Argentina que ejemplifican diversos modos de operar con estos sistemas.