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Arquitectos: Alejandro Soffia
- Área: 55 m²
- Año: 2024
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Proveedores: Villalba, Sudpanel
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La popularidad de las casas prediseñadas y prefabricadas está creciendo, trasladando gran parte del proceso constructivo a las fábricas. Mientras países como Singapur, Australia y el Reino Unido están adoptando la construcción modular para enfrentarse a la escasez habitacional y de mano de obra, países nórdicos como Suecia ya construyen el 90% de sus viviendas unifamiliares en madera prefabricada. A pesar de este creciente interés, la construcción off-site no es un concepto nuevo. De hecho, el método ha estado presente a lo largo de la historia: en el año 43 d.C., el ejército romano trasladó fortalezas prefabricadas a Inglaterra, mientras que en Japón se construye con premontajes de madera desde hace más de mil años.
Las demandas actuales de la industria llevan a los arquitectos a diseñar a partir de soluciones constructivas que aceleren los procesos sin comprometer la calidad, reduciendo residuos y la dependencia de mano de obra intensiva. Entre estas opciones destacan los paneles SIP, una alternativa modular que combina aislamiento térmico y acústico con rapidez y precisión constructiva.
Llamados así por sus siglas en inglés –Structural Insulated Panels–, los paneles SIP son elementos autoportantes compuestos por un núcleo de espuma rígida ubicado entre dos revestimientos estructurales, habitualmente tableros OSB. Resistentes y ligeros, estos paneles se elaboran bajo estrictos controles en fábrica y luego se trasladan al sitio de construcción, facilitando el montaje rápido de pisos, muros y techos, al tiempo que crean una envolvente térmica y acústica hermética. El espesor del panel depende de la suma del grosor de cada uno de sus componentes, mientras que su peso no suele superar los 20 kg por metro cuadrado.
¿Vivirías en una casa construida en una fábrica? La evolución tecnológica en materia de diseño y producción arquitectónica está provocando cambios innegables en la forma en la que pensamos y construimos arquitectura. La posibilidad de materializar una vivienda a través de un sistema de partes fabricado de manera industrial en un ámbito externo al emplazamiento final de la obra ha abierto la puerta para que numerosos arquitectos y arquitectas investiguen y experimenten con nuevos materiales y tecnologías nutridas de la fabricación digital.
Mark Wigley asevera que los arquitectos, más que constructores son habladores. "Los arquitectos no hacen objetos sólidos. Ellos hacen discursos sobre los objetos", plantea Wigley en “Typographic Intelligence” (2002). Esto toma particular relevancia si lo vinculamos con la propuesta de discurso del filósofo Michel Foucault, quien plantea en "El orden del discurso" que estos consisten en una serie de enunciados o planteamientos que comunican una cierta idea y que definen todo lo que puede ser dicho sobre un tema a partir de la conformación de una forma particular de entender la realidad.
Los discursos entonces no son solo un glosario particular de palabras, pues más bien abarcan los significados o ideologías planteados por medio de éstas. Dicho esto, quiero hacer alusión a que la arquitectura puede ser entendida como una disciplina en la cual operan un conjunto de discursos administrados por un organismo de control que valida constantemente cuáles de estos generan arquitectura y cuáles no. Y si nos referimos a los discursos que pueden operan en la arquitectura, encontraremos que varios podrían ocuparse paralelamente y justificándose unos a otros, mientras que otros se ignorarían y excluirían —conformando enunciados de verdad diferentes—. Incluso pueden existir estrategias discursivas aparentemente extintas debido a su desuso u ocultación intencionada.
'Quiero mi Barrio' es un programa del Ministerio de Vivienda y Urbanismo del Gobierno de Chile orientado a mejorar la infraestructura y servicios públicos en barrios de vivienda social consolidados. Con el motivo de la celebración de su décimo aniversario, se presentó una instalación, que entre otras actividades, considera un espacio para exponer al público su funcionamiento y sus logros.
Se trata de una propuesta mixta entre museografía y espacios de servicio donde se considera exponer estrategias de participación, entregando espacios que acogen a personas y actividades. La exposición se desarrolló el segundo piso de la fracción sur del edificio del Museo de Arte Contemporáneo en la Quinta Normal de Santiago.