En una búsqueda por aumentar y atraer nuevas experiencias naturales a los centros de las ciudades, el diseño, la planificación y la revitalización de ciertos espacios urbanos acompaña una serie de estrategias que plantean mejorar la calidad de vida de sus habitantes y mantener una conexión con la naturaleza arraigada con el paisaje local. A través de soluciones técnicas de tratamiento de aguas residuales y drenaje de aguas pluviales, mejoras en la accesibilidad, incorporación de actividades recreativas e introducción de vegetación nativa y demás, numerosos parques, plazas y jardines se integran en los tejidos urbanos y rurales buscando filtrar la contaminación y purificar el aire, abordar problemáticas sociales y promover experiencias que fomenten las relaciones entre la naturaleza, la biodiversidad y la sociedad.
La industria de la construcción, tradicionalmente dependiente del uso intensivo de materiales naturales no renovables, se encuentra en un momento decisivo para reevaluar sus procesos y mitigar su importante impacto ambiental. ¿Cómo se puede satisfacer la creciente demanda de infraestructura, vivienda, atención sanitaria y educación sin agotar los recursos naturales? Si bien las iniciativas de reciclaje están ganando terreno, siguen siendo insuficientes. En este contexto, están surgiendo soluciones más innovadoras, que proponen el uso de residuos agrícolas, como el bagazo de caña, para crear alternativas sostenibles y disruptivas para la construcción.
Según un estudio realizado por el Jardín Botánico de Río de Janeiro en 2020, se han catalogado más de 46 mil especies nativas en el territorio brasileño, de las cuales casi la mitad son endémicas, es decir, ocurren exclusivamente en Brasil y en ningún otro lugar del mundo de forma natural. Un número exorbitante que refleja la diversidad de la flora encontrada en el país.