
Hace algunos años, una de mis profesoras favoritas de la universidad (quien me inspiró a estudiar urbanismo) me buscó con un pequeño encargo: quería transformar la ventanita de su recámara en un balcón para asomarse a ver la calle.
Hace algunos años, una de mis profesoras favoritas de la universidad (quien me inspiró a estudiar urbanismo) me buscó con un pequeño encargo: quería transformar la ventanita de su recámara en un balcón para asomarse a ver la calle.