“La comprensión precede a la acción”. Ese es el lema de Urban Observatory, una instalación interactiva y una aplicación web creada por el fundador de TED, Richard Saul Wurman, que ha recopilado una amplia gama de datos urbanos de más de 150 ciudades, lo que permite a los usuarios comparar varias características de estas ciudades – desde la densidad de población hasta límites de velocidad del tráfico, uno al lado del otro. Urban Observatory se creó por primera vez en 2013, un año histórico para las noticias de big data urbano; más tarde ese mismo año, Waag apareció en los titulares con su mapa interactivo que visualiza la edad de cada edificio en los Países Bajos. La aparición de tales plataformas ha permitido a las personas ver el mundo que les rodea desde nuevas perspectivas.
Con la aparición de Google Earth y otras herramientas GIS, además de plataformas como envelope.city o simulaciones ambientales basadas en modelos de ciudades gemelas digitales, los grandes datos urbanos se han convertido silenciosamente en la base de una amplia gama de herramientas utilizadas por los profesionales que dan forma a nuestras ciudades, con la cantidad de datos recopilados y la influencia que tiene en la toma de decisiones expandiéndose enormemente. Sin embargo, estos avances suelen darse a puerta cerrada y en espacios antidemocráticos. ¿Cuánto tiempo debemos esperar por un software que tenga toda la facilidad de uso, la accesibilidad y el atractivo de estas plataformas más antiguas, pero que proporcione a la gente común las herramientas para dar forma a su ciudad? En otras palabras, si "la comprensión precede a la acción", ¿por qué, después de casi una década, no vemos aplicaciones basadas en big data que animen al público a hacer algo?