Este artículo fue publicado originalmente por The Architect's Newspaper como "¿Por qué Airbnb debería ayudar a salvar un icono arquitectónico?".
Si tuviera que adivinar, diría que han pasado cuarenta años desde que Columbus, Indiana, fue el tema candente de las conversaciones relacionadas con el diseño en cócteles y reuniones en la ciudad de Nueva York. En aquellos días, fue el mecenazgo sobrecargado del industrial J. Irwin Miller y sus relaciones con diseñadores como Eero Saarinen y Alexander Girard que impulsaron una ola de arquitectura innovadora y provocativa en la pequeña ciudad del medio oeste. Columbus, con una población de 45.000 habitantes, cuenta con una estación de bomberos diseñada por Robert Venturi, una escuela de John Johansen, un parque de Michael Van Valkenburgh y varios edificios de Eliel y Eero Saarinen, entre ellos la emblemática Miller House.