
Durante ya más de 80 días de protesta, nuestras calles y edificios se bañan día a día en frases, afiches, ilustraciones, y un sin fín de material visual alusivo a las demandas sociales de un país que dice haber despertado de un letargo de 30 años. Mientras eso ocurre, monumentos públicos a lo largo de Chile son rayados, modificados, destruidos o removidos de sus lugares originales siendo el blanco predilecto de los manifestantes, o como dice el Diario El Mercurio1, de los “vándalos”.